miércoles, 29 de febrero de 2012

Queridos tertulianos de la habitación vacía:
Cuando levantaba la cabeza, las tristes mañanas de encierro en aquella cárcel de enseñanzas recortadas, y en la lejanía, perfumando el cielo con su belleza, veía aquellos ejércitos de pájaros cruzando las nubes, imaginaba sentir la libertad como ellos lo hacían. 

Más tarde, olvidé mirar al cielo por las mañanas, y dejé la libertad para cuando hubiese tiempo. No me dí cuenta, vuela, como su mayor referente, y pronto se trasladaría a un lugar donde no se mirase al suelo cada vez que algo salía mal. 

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