Lanza su corazón al vacío y, en el último momento, a apenas un instante de chocar contra el suelo, lo rescata. Ríe mientras sigue temblando, intentando recuperar el aliento y deseando estrellarse de una vez por todas contra un asfalto que parece sonreír a su estúpida forma de diversión.
Juega con su particular yo-yo, se divierte y sufre con cada vaivén. Sigue inspeccionando con la mirada a todo aquel que le recrimina su actitud. "Estás loca" le repiten hasta quedar exhaustos, y ella sigue dando esa respuesta, esa que sólo reafirmaba su actitud. "¿Y?" seguido de una indudable carcajada.
Reía con ganas, como muchos dejaron de hacerlo. Reía por todos y por nadie, reía hasta llorar y lloraba hasta reír.
Defendía ante todo el uso de una tercera persona para definirse a si misma, y nadie la sacaría de allí.
¿A ella o a mí?
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