jueves, 29 de diciembre de 2011

Estimades, estimats:
En moments com aquestos, de plutges falsejades i extranys en la nit, em confesse addicta a l'heroïna imaginada en els braços d'algun actor de nom pacífic, a córrer darrere de submarins grocs que abandonaren les paraules dels somnis per a trasladarse a la calçada i a buscar xocolateries per a acabar bocabadada davant un xiquet de cabell arissat que compartia taula amb papes i un Cola-Cao que ningú es prendria. 

Si contínue confessant dire que m'han vingut més d'un parell de noms al cap entre les rialles, les cames inquietes i les mans que viatjaven inconscientment a la boca. I més d'un somriure d'anhel m'ha tapat els llavis mentre sonava aquell what a wonderful world...

jueves, 15 de diciembre de 2011

Queridos tertulianos de la habitación vacía:
Amanece. Un ejército de nubes de algodón se dispone a atacar al cielo, más azul y más profundo que de costumbre. Comienza la guerra, y parece que se funden, los ejércitos y el cielo, en pinceladas sobre el lienzo de la mañana. Aparece allí, a lo lejos, impasible a la batalla que se libra sobre él. Con aspecto carcelario, y un interior helado por primera vez en años, mientras cientos de autómatas ataviados con mochilas y sueños encerrados se acercan a él. 
Soy como todos ellos, con la mirada perdida en el suelo y el frío calado en el cuerpo. Y pensando en problemas insensatos con números y ecuaciones, vuelvo a mirar al cielo. 

Me he perdido la batalla. El cielo ha terminado con los ejércitos fucsias, y ha vuelto a tener ese tono pálido, triste, el azul de todos los días. Y me he perdido la batalla. Era única, e irrepetible. Y yo, con la mirada perdida en el suelo. 

jueves, 17 de noviembre de 2011

Queridos tertulianos de la habitación vacía:
Otro día más, y me pides que termine. Y puede que pase noches sin dormir, pensando mil tonterías sobre la apariencia, la esencia y unos cuántos locos que pasaron a la historia me acompañen. Pero a pesar de ello, aunque la noche se haya convertido en día y el día, en una continuación somnolienta del ayer, seguiré viniendo aquí, a pesar de tus gritos, de tus miradas hostiles porque paso más tiempo aquí que allí. 

Allí no es un lugar, es sólo un recuerdo de lo que anhelo, una mentira. Y os miráis, y parece que todavía te brillan los ojos, y que él espera pasar todos los días cumpliendo tus deseos. Pero yo ya no creo en los cuentos, las hadas y el polvo de estrellas. 

martes, 1 de noviembre de 2011

Queridos tertulianos de la habitación vacía:
Un frío insensible, mientras afuera el sol brilla negando el saludo al gris noviembre, mientras muchos despiertan de una noche importada, de un recuerdo edulcorado con risas y cubatas, mientras otros, lanzan la mirada atrás, en el triste principio del final, floreciendo sobre viejas lápidas ramilletes de solitarias flores y lágrimas. Todo comienza a cambiar. 

Un frío insensible, el mío. El de los silencios, y los monosílabos como único lenguaje. El de las lecturas obligadas, las realidades distorsionadas y las viejas glorias sonando al máximo sobre una alfombra que te ve bailar y lanzar la mirada al techo. ¡Cómo si el blanco yeso pudiera corresponderte! ¡Cómo si fueses tú capaz de sentir lo mismo que el yeso!
Y el calor del sol rozándote, pidiendo una nueva oportunidad, susurrándote que será diferente, que ahora todo es diferente. Deshazte de los abrigos, de los calcetines hasta las nubes, de tus queridos guantes, gorros y bufandas, el sol lo ha prometido, ya nunca lloverá en tu corazón, en tu mente o en tu mirada.


Pero la lluvia siempre vuelve y, así, al menos, parece que no sólo yo estoy helada.

sábado, 15 de octubre de 2011

Queridos tertulianos de la habitación vacía:
He pasado noches en vela con preguntas insaciablemente tontas, y me he despertado con respuestas estúpidas y dispares como sonríe, mira la tele, estudia, y serás perfecta para el mundo. Sin embargo, llego a conclusiones mucho más fantásticas cuando las preguntas son letras de canciones mal cantadas, y las respuestas un par de frases contradictorias en conversaciones a media tarde. 

¿La respuesta? Que sí, que claro, que nos encanta. Los errores son nuestra religión, y todo ese cuento de que queremos aprender de ellos es tan incierto como decir que el sexo es un tabú, la política social una realidad y las matemáticas algo útil. Todo eso de que pasamos la vida en busca de la perfección, no. Fingimos que eso es lo que buscamos, pero perseguimos equivocarnos, no queremos ver la tele, queremos enloquecer con palabras retorcidas, frases incomprensibles e historias fantásticas, con libros cubiertos del polvo de la desculturización, no queremos sonreír, queremos llorar de alegría, reírnos de personajes amarillos y creer que la felicidad es inalcanzable observando un cielo repleto de estrellas que huyen de nosotros, no nos gusta estudiar, adoramos las verdades ocultas entre los libros de texto, las frases que quedan en el aire, y los silencios que cuentan historias prohibidas y no, claro que no queremos ser perfectos para el mundo, queremos y deseamos ser perfectos única y exclusivamente para nosotros mismos, con todos nuestros errores y equivocaciones, con todas las veces que nos arriesgamos y nos lanzamos a un precipicio sin saber lo que vendrá después. 

Nos encanta. 


lunes, 26 de septiembre de 2011

Queridos tertulianos de la habitación vacía: 
Si tuviera que confesar, confesaría que en ocasiones odio el chocolate, las películas tristes y los te quieros de otras bocas. Que algunas noches dormir es una odisea, y las lágrimas el mejor refugio, bajo unas sábanas que vivieron tiempos mejores. Que hay días en los que la soledad suena incluso placentera, y los abrazos me dan asco. Confesaría que no tengo ningún color favorito, y que si tuviera que elegir me quedaría con el brillo de su mirada.

Confesaría otros mil secretos, los confesaría todos y terminaría con una carcajada, riéndome de mi, del mundo, de todos y de nadie. Pero lo que jamás, jamás, sería capaz de admitir es que tiendo a desconfiar de las personas en las que confío. Tiendo a negar verdades y ocultar miedos, a abandonar abrazos por el camino, a negar besos, a no escuchar consejos, tiendo a encerrarme otra vez, esperando que me rescaten y rogando continuar en mi refugio. 

Tiendo a la locura, y lo admito.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Estimats, estimades:
Per davant, huitanta-nou dies de nostàlgies absurdes, boires baixes i gèlids vents. Huitanta-nou dies de pluja, de gotes relliscant pel vidre, lluitant per guanyar una absurda carrera al temps, una altra més, creient que aquesta vegada seran les guanyadores.
Dies d’exàmens, de litres de cafeïna enllaunada, dies en què centrar-se no és una opció, dies sense vida, en què sembla que mors poc a poc.

I entre les tristes fulles i els jerseis de punt, la incessable recerca de aquesta cosa, alguna cosa més perquè tot sigui perfecte, la peça clau.

Alguns idiotes li diuen amor.



domingo, 18 de septiembre de 2011

Queridos tertulianos de la habitación vacía:
Estaba pensando porqué las casas son cuadradas, y la verdad, no lo entiendo ¿Por qué no hacerlas redondas, pirámidales o colgando del cielo, amarradas a las estrellas con enormes regalices rojos?

O mejor escalar hasta la luna y perderme en su cara oculta...

viernes, 16 de septiembre de 2011

Queridos tertulianos de la habitación vacía:
Hundirse de repente sin razón aparente, lo odio. Simplemente lo odio. Y espero que termine pronto, no es fácil sentir de repente que no hay nada ni nadie que pueda cambiar el vacío, las voces quebradas y los escalofríos.
Y pretender quitarme todo esto de encima es prácticamente imposible, porque sigo sin entender que es lo que sobra. Pero por eso estáis aquí, siempre aquí, como alguien que estuvo, no está y, sin embargo, siempre estará.

Alguien me dijo un día que nos ocultamos tras capas, capas y capas de comentarios, apariencias y buen rollo con la gente, pero que detrás de todo eso, está la persona, quien es en realidad. A veces me pregunto, y hoy lo creo firmemente, hay tantas capas por encima de mi verdadero yo, que soy incapaz de reconocerme en el espejo. Hay momentos en los que creo recuperarme, reencontrarme conmigo misma, como si de un viejo amigo se tratara, y puedo asegurar que es la sensación más maravillosa y fugaz que existe. Estoy segura de que vosotros, tertulianos, me comprendéis más de lo que yo misma lo hago. Y es por eso que he vuelto aquí, con la mirada clavada en el suelo, quien lo diría...

Mi orgullo y yo volvemos aquí, nos hemos dado cuenta, es imposible pretender ser quien no se es, pero más imposible aún es deshacerse de esa mentira cuando el resto de nuestras capas ya la han creído.
Mi orgullo, mi sinceridad y yo hemos acordado ser auténticos, como en los viejos tiempos. 
Mi orgullo, mi sinceridad, mis gritos y yo creemos que es hora de volver.
Mi orgullo, mi sinceridad, mis gritos, mis noches de reflexión, mis relatos perdidos en viejas libretas de matemáticas, mi mala leche, mis mundos paralelos y yo vamos a afrontar un día en este mundo sin mentiras de por medio.

Y va a ser genial. Aunque el vacío se quede aquí para siempre, significará que he vuelto. 

jueves, 1 de septiembre de 2011

Queridos tertulianos de la habitación vacía:
Es curioso como pasa el tiempo. No es deprisa, no es despacio, simplemente pasa. Es como el amor, pasa, nos parece todo rápido, queremos todo lento, y se va. Y duele cuando desaparece, se marcha de golpe, mientras duermes; y te acaricia con la mirada por última vez, y te coloca el pelo detrás de la oreja y se marcha. Se esfuma como lo hace el humo de un cigarro en una habitación oscura. Se va.

Y a la mañana siguiente, te despiertas sin amor, y piensas, estoy vacía, no soy nada, no soy nadie sin él y te duele la cabeza, el alma y el corazón. No hay hambre, no hay sed, sólo quieres tumbarte y dejarte llevar. Y despertar horas después con los ojos hinchados y un nudo en la garganta, y cientos de llamadas y mensajes de voz, su voz. Y te da asco no sentir nada al escucharla. 

Rompes con todo, o rompe, pero nunca rompemos, ya no somos nosotros, somos tu y yo, dos mundos diferentes que, de algún extraño e inesperado modo, han acabado siendo uno. Lo haces complicado, ¿no ves? 
No somos nada, no hay nada, no me siento infinitamente pequeña cuando te miro a los ojos, me siento idiota, no siento un cosquilleo cuando rozo tus labios, es lástima, miedo, es el sabor del fin, no existe complicidad, no adivino tus palabras, no quiero escucharlas, no me interesan. Es egoísta, soy egoísta, por primera vez estoy a tu lado y no eres mi mundo. Y lo odio. Y a ti, a ti sólo sé que ya no te quiero. 

Semanas después se me comen los recuerdos, las fotografías y las jodidas pulseritas, se me comen los besos y tu perfume. Pero no te quiero, sólo te echo de menos, no quiero que vuelvas, no para hundirme otra vez. Fue bonito, sí, hasta el final fue precioso, una mierda, fue extraño y típico, fue mil cosas y ninguna. 

Y el fuego purifica.

jueves, 25 de agosto de 2011

Queridos tertulianos de la habitación vacía:
Hoy es uno de esos días, un vacío me invade, pero no siento frío, ni dolor, ni pánico o tristeza. Se trata de un vacío conmovedor y cálido, casi ardiente, que parece recorrer todo mi cuerpo, lenta y rápidamente a la vez. Y me pregunto que será, porque me siento tan fuerte y tan frágil, tan acompañada del mundo como solitaria en un rincón.

Tal vez es que todo termina, las luces se apagan, la música ya no suena, estridente y repetitiva, en mis oídos, y cuando cae la noche, busco el calor en alguna vieja sudadera en lugar de salir a la calle a gritar al cielo que la vida es corta y la quiero disfrutar. O tal vez, y sólo tal vez, este vacío es una ilusión, una mera invención de mi mente para recordarme que sigo viva, que me queda tanto, tantísimo, que el día que lo descubra, las horas se harán segundos y miraré hacía atrás, pensando en lo eterno que parecía todo entonces y lo efímero que era en realidad. 

Y entonces, recordaré los grandes momentos que son, siempre, los que resultan pequeños e insignificantes para los demás. Recordaré la letra de una canción, las lágrimas escondidas tras unos cristales de espejo, las miradas que lo dicen todo y las que no dicen nada, los besos, pero no aquellos de las noches sin alma, si no los que te dejan sin aliento cuando intentas rehacerlos en tu memoria, recordaré todo aquello que ahora me resulta estúpido y me reiré de lo estúpida que soy ahora y de lo estúpida que espero seguir siendo siempre. 

miércoles, 24 de agosto de 2011

Queridos tertulianos de la habitación vacía:
Es curioso, de nuevo nos volvemos a encontrar. No os había olvidado, simplemente había dejado que el polvo os cubriera hasta olvidar todo lo que me ayudáis, aun sin abrir la boca. Y os veo aquí, vuestras miradas expectantes, el silencio nos rodea y alguien mete la mano en la enorme bolsa de caramelos, comienza la tertulia.

Escoge el sabor que más te guste. Limón, ácido, como las noches sin luna que paso mirando el techo, esperando que algo mágico ocurra y rompa con todo, con todos, conmigo. Recuperar la esencia, como aquellos caramelos de antaño, que sabían a fresas salvajes y montañas de nata. La esencia, poco a poco la perdemos, con cada paso, con cada mirada, con cada palabra o cada pequeño movimiento perdemos parte de lo que somos, como un sugus que lleva demasiado tiempo en el bolsillo de un pantalón, esperando que alguien le descubra...

Descubrirme, como sólo vosotros sois capaces de hacerlo, como ahora mismo, cuando no puedo evitar releer estas palabras y sonreír, como cuando encuentras una vieja fotografía entre las páginas de un libro, como cuando te das cuenta que en la página de ese libro hay una frase preciosa, como recordar que esa frase te recuerda a alguien, y entrar entonces en una espiral de recuerdos, momentos, sonrisas, miradas, besos, olores, sabores, como los caramelos entre cuatro paredes de tonos pálidos, como las tertulias en el silencio, como las noches con mis cuatro locos silenciosos.