miércoles, 12 de diciembre de 2012


Queridos tertulianos de la habitación vacía:
Prueba a hablar de inspiración entonces. Cuando te enfrentes a un folio en blanco, desafiante, con cientos de letras carcomiéndote por dentro y ni una sola plasmada sobre el papel. Cuando la tinta de todas las verdades que no escribiste te inunde los pulmones, y te prohíba respirar como tú le prohibiste a ella hacerse eterna.

Como esa gente que niega la intuición, como si no viesen cada mañana las nubes rasgando el cielo, el sol rompiendo sueños, mientras les escriben porciones de una vida que no sabrán comprender.
Como los recuerdos, y las cicatrices.

Canciones para cada estación, para cada parada y cada descanso. Para cada boca de metro que te adentre en un país subterráneo. Unas puertas que se abren frente a ti, un cúmulo de soledades buscando un asiento en el que respirar, un respaldo sobre el que apoyar una espalda que sigue añorando unas manos que la desnuden.

Y que nunca sepan si mientes, describes o recuerdas lo que dicen tus palabras. Que sólo puedan creerlas como si fuesen una doctrina impugnable. Convertirte en el papel sobre el que escriben sus dudas.

Ser el reverso inmaculado de una fotografía que sigue, y seguirá, guardada en cualquier cajón. Porque no venderás la eternidad de tu mirada capturada en esa cuartilla, esperarás a poder regalarla. A querer hacerlo. A tener algo que escribir es ese reverso que te desafía como lo hacen todos los vacíos.

Y los silencios, inmaculados. Sobre esos sí que no tienes, ni quieres tener, nada que escribir. Porque la voz te sobra cuando te falta valor, pero enmudece cuando por fin encuentras algo que decir.

La arena de la playa, y los silencios sobre el mar. Infinitamente minúsculas, apenas un electrón alejado de demasiados átomos que no supieron serlo. Neutrón, sí, mejor así. Miles de ojos observando, apoyadas sobre las rocas con las que esa misma mañana habíamos iniciado una terrible guerra que se resolvió por la tarde, entre cenizas y carcajadas.

Y el agua, sobre la que muchos quisieron escribir, atravesar su cristalina portada. Apenas supieron arañar una superficie demasiado pura como para ser violada por esas palabras.

Cartas por abrir. De esas aún no tengo, todo son sobres vilmente despedazados. Escribía sobre un mundo al que ni siquiera nos habíamos enfrentado. Y lo hacía como si fuese su vida la que contaba.

Sobre los callejones no supo escribir nada, pero ya te encargaste de encontrar todas las historias que se escondieron bajo la grava y las hojas secas. Las que no has sabido encontrar aún son las que escondes tras tu sonrisa, esas que, a veces, te resbalan desde los ojos y se pierden en tu clavícula, porque nunca has sido de frenar algo que no empezaste. También las que despiertan cuando te susurran cualquier palabra, cuando se acercan demasiado.

Sigues siendo tantas palabras por escribir, tantas letras por liberar; pero no las dejas ir, como si te negases a que te abandonasen, pensando que entonces, y esta vez de verdad, te convertirás en el vacío al que tanto odias.

Y si sólo fuesen letras lo que te come por dentro. Si fuera sólo esa puta costumbre de escribirme en segunda persona, cuando no es en tercera; como si no pudiese ser la primera, como si no hablásemos de mí. Como si ahora, hablase contigo (sin saber quién eres tú ni tampoco quién soy yo).

sábado, 1 de diciembre de 2012

Estimades, estimats:


De vegades busquem protagonistes com si foren culpables, benvingut al paradís, ací tens els teus crims. Segueisc buscant protagonistes per a aquella historia, una d’aquelles que es podrien fer cançó si algú ho desitjes.

Va ser la nit d’un concert d’un grup que mai no recorde, i va passar tot com solen passar estes coses. Jo només en el desig pensava, i tu em vas furtar la son i la letàrgia.

El metall contra l’esquena, a un pas de permetre’t tornar-nos encara mes bojos. Refugiats a uns braços que no ens pertanyen, lluitant per fer etern un instant que no ens correspon. Venent mentides i façanes, regalant sort perquè desgràcies ens sobren, música de verbena, de borratxera, perduts entre la multitut, perduts cadascú al seu mon. I encara respire i et trobe, la teua mirada difusa, com un record que poc a poc es difumina fins que finalment despareix, i la teua boca, la teua boca a uns milimetres de la meua orella transcribint els versos que sonaven a uns quants metres. Amb això em vas guanyar. Per un instant i per sempre, o per mai.

Mentiria si digués que recorde quina era la teua cançó preferida, i el perquè t’agradava tant. Però, acaba d’apareixer al meu reproductor una que feia temps que no sentia i que aquella nit va sonar ben fort. En avant, considerem-la la teua favorita. Som imprevisibles, colpeja fort.

Ja saps, al menys així ho he suposat, allò de que ningú pertany a ningú. Aquella nit vam ser ningú pertanyent-nos l’un a l’altre. Cridant per una llibertat quasi prohibida. Al al final si ens varem convertir en cançó, tu més que jo i jo, més que mai, un record sense nom. Supose que no imaginarem que series tanta poesia
.
Numeros de telefon que es van perdre com si fossim avions fets amb servilletes a un baret perdut en aquell poble que, potser per la cassalla, potser per la musica massa alta, no vaig acabar de entendre.

Salvant les distancies, som els protagonistes que vam buscar. 

viernes, 9 de noviembre de 2012


Estimats, estimades:

“Piensa en lo que yo te he dicho, no en mi, sino en las cosas buenas”

I ací em tens, pensant en el que em vas dir, mentre escolte una cançó d’eixes que també et fan pensar en coses bones. I és cert que, quant t’adones, hi ha mil coses bones en contra d’aquella xicoteta cosa roïna que pensaves que no et deixaria tornar a riure. I quant dic riure no em referisc a un somriure tímid d’aquells que fas quant et creues amb un conegut, d’aquells que fas quant de colp recordes alguna estupidesa; em referisc a trencar el cel, el gris i fins i tot trencar-te a rialles. I ja, ja sé que en el nostre cas els somriures es queden curts i les rialles, de vegades, tampoc estan a la altura de les nostres bogeries. Tu ja m’entens, tu sempre m’entens.

Però be, estàvem parlant de coses bones. Permet-me que, en avant, passe a anomenar-les simplement com a coses nostres. Com els nostres passeigs cridant al cel cançons d’Estopa, soltant els braços i sentint el vent, deixant-nos la gola per un crit de llibertat. Llibertat que ens arravaten a les nits de bruixes, però que nosaltres sabem fer especials amb un parell de gots i un poc més de son. Però si hi ha una cosa que siga realment nostra, més enllà de totes les nits que hem viscut i totes les que ens queden per viure, i un poc més enllà encara de tots els besos, de tots els abraços que agraisc, vull i necessite dia rere dia, i si, encara un poc més enllà de les cançons mal entonades a les nits de Sant Joan, allà, un poc desprès de totes les nits que encara hem de cansar amb mil balls i mil riures, allà es troba eixa felicitat que només tu saps fer-me sentir. 


lunes, 5 de noviembre de 2012


Queridos tertulianos de la habitación vacía:

Lucharé contra la rutina, pero no por ti. Lo haré por mí, porque cualquier detalle me cambia el mundo. Y me gusta tocar los cojones a ese supuesto Dios, y si se tercia al resto del mundo, hacerle pasar los fotogramas a toda velocidad. Esa es una de mis rarezas. Hay unas cuantas más, como aquello de dar consejos sobre algo que jamás puse en práctica. Que ya me he sacado de contexto más veces de las que nadie podrá sacarme, tal vez porque no me deje o tal vez por dejarme demasiado.

Que yo siempre he sido más de pajas, que de mentales. Más de risas, que de silencios. Y más de sentir, que de decir.

Llámalo X, como si fuese otra puta campaña publicitaria de las que te comerán la cabeza incluso cuando duermas, si es que te quedan fuerzas para dormir. Noches de esas en las que los pensamientos se te comen desde las entrañas hasta el sueño.

Pondría en práctica aquello de que el fuego purifica, rápido y mal, pero tendría que procurar que no ardan las cenizas si quiero mantener un mínimo de esa supuesta cordura que algunos se empeñan en atribuirme.
Y escucho La Fuga y vuelvo a aquella habitación, a los días en los que poca gente podía sacarme una sonrisa, un poco por no ver el sol (por obligación) y otro poco por encerrarme entre cuatro paredes a describirles lo idiota que puedo ser a veces (por intuición).

Y hemos demostrado la teoría, aquella que tenía clara, pero que pensé que podía ser diferente: Que los juegos hay que saber jugarlos. Ojalá 3000 trenes chocando, mucho humo, mucho ruido, una explosión y después la nada. Para que así el vacío dejase de ser sólo existencial. 

viernes, 12 de octubre de 2012


Queridos tertulianos de la habitación vacía:

Dejo caer mis miedos esperando miradas de reprobación. Pero cuando llueve y se te clava la nostalgia en el alma, es imposible no buscarte entre las sábanas. Sé que te perdí alguna noche, de esas que suenan apoteósicas y terminan con la habitación dando vueltas. Puta inspiración, sólo tú sabes volverme loca cuando las gotas se suicidan contra mi cristal.

Encuentro cientos de mundos a los que sólo me dejas acceder un instante, y guardo las frases sin sentido, esperando algún día terminar el puzle que decidiste destruir en mi cabeza, lanzando las piezas a universos paralelos en los que debo sumergirme para encontrarlas.

Sellé una promesa a gritos…
Mis 89 días de viento helado… 
La ironía de Carolina… 
Sus pies hacían cosquillas al mar, y no al revés como todos creían…

Eres esas tres páginas que siguen esperando que publique un capítulo más. 

lunes, 24 de septiembre de 2012

Estimades, estimats, estimadíssim:
Ja és segur que no podràs llegir aquestes paraules, al menys no amb aquells ulls d'infinita saviesa. Mars de records, i de llàgrimes, de crits ofegats i de totes les vesprades que ens van faltar per viure.

Ara hi ha una mirada més en la que perdre'm a fotografies, un seient que mai més passara desapercebut i mil paraules que no pensen sortir, perque saben que ja no les escoltaras. Era veritat allò de que la vida era una mentira, que tan prompte se't feia eterna com per a mi s'ha tornat efímera, i segur que hi ha mil veritats més. Ara eres un somni del que no podràs despertar, del que jo desitjaria no haver despertat. Així que somia, amb tot el que ens va mancar. Un poc més sola al món, matinada mirant al cel. I si ja em costava aquella casa mig buida, ara s'ha tornat impossible.

Bon viatge. 

viernes, 21 de septiembre de 2012

Queridos tertulianos de la habitación vacía:
A los que creéis que esto fluye, como el agua que te resbala entre los dedos, os diré que es más bien volcánico. Que cuando el turismo se dispara, y me llenáis la habitación de flashes y tiendas de souvenirs,  las erupciones se vuelven invisibles, y cuando todos volvéis a casa, saltan chispas, fluye, a 100, a 1000 grados, como tú. 

Os envidio, cuando necesitáis del humo para aprender a respirar, porque yo sigo sin entender para que me sirve el aire. Que es como los recuerdos, y me invade, y sueño con mares y trenes, y con motoristas voladores y vuelve la angustia.

Hemos inventado el mejor juego del mundo, y os diría como se llama, pero sería romper el silencio, extraño, absoluto inacabable. Que por tener, no tiene ni nombre, así que deja de buscarlo (yo tampoco lo entiendo). Paso de dependencias y drogadicciones, más libre que nunca,  bajo régimen carcelario.

Y debería reflexionarlo, que ya paso de jugar con fuego, de eso estoy ya muy quemada, pero hacer el camino a ciegas tampoco es buena opción. Que para buscarle sentido, primero tendría que buscarme y eso es algo que, ya lo he comprobado, se hace eternamente complicado . Y ya cansa cuando cuesta mirarte. Porque lo tuyo no es perderte en miradas, es crear un puto universo a partir de tus pestañas.

"No me entenderéis ni con subtítulos."

domingo, 19 de agosto de 2012

Queridos tertulianos de la habitación vacía:
He cambiado las coordenadas de mi mundo, para acercarlas a un nuevo horizonte. Unos cuántos guardias centenarios siguen en pie, luchando contra el cemento, contra el ciment. Mis pies siguen luchando contra la macabra idea de encerrarlos, se pasean de puntillas por un mar de arcilla. Redibujo las paredes de un color que ha traído batallas impracticables, aires de tormenta. 
Siguen explotando las burbujas en mi cabeza, y oigo como se rasga el papel en el que escribí unas normas intachables. 

Hacer chocar el puto océano contra la tierra. Cada vez que respiras.
Tus besos empiezan en mi boca, y terminan en la de cualquiera. 

domingo, 1 de julio de 2012

Queridos tertulianos de la habitación vacía:
He perdido el rumbo, aunque lo negaré en cuanto salga de estas cuatro paredes. Suenan los primeros acordes. Joder, llorar con una canción. De eso hacía siglos que no hablaba, ¿verdad? Necesito música para escribir porque no soy capaz de escuchar mis pensamientos. 

La gente está como en una burbuja, indiferente a todo. Y yo no hago más que ver caer la ceniza del cielo. Créeme, no es el bosque lo único que arde. Valencia está como vintage. Supongo que hay cientos de formas de autodestrucción. Ponte hasta el culo de alcohol y termina en el hospital. No vas a solucionar nada, pero al menos te habrás ganado el título de gilipollas. 

Ni siquiera tiene sentido. Es como uno de esos libros en los que tú eliges cual es el siguiente capítulo. Supongo que yo me lo dejé a medio leer, perdido entre otro montón que debí haber terminado hace siglos. Esperar eternamente. Esperamos, esperas, espero. A que llegue cualquier otro día mejor que hoy. 

Prometo que mañana no me acordaré de esto. 

miércoles, 13 de junio de 2012

Queridos tertulianos de la habitación vacía:
Lo más bonito del amor es inventarlo. Dibujar sobre mi almohada su sonrisa somnolienta. Esa que nunca he visto. Esa que, probablemente, no exista. 

La literatura, en su perfección divina, budista o tecleada, tiene la capacidad de hundirnos en la miseria con obras maestras. Esas obras que nos hacen soñar como infelices, y nos devuelven a la realidad al grito de ¡Bienvenido a tu mentira! 
Odio este libro, este que tengo entre mis manos ahora mismo, porque me dice lo imposible que será encontrarte. 

Como decía, su sonrisa, la inexistente, me despertaba cada mañana, y yo la hacía desaparecer con un bostezo, no sin antes disfrutar de ella, convirtiéndola en realidad por un instante. Sé que después se tomaba la libertad de perseguirme por toda la ciudad, fingiendo que no me buscaba y que no quería encontrarme. A veces me la encontraba en los escaparates, junto al par de zapatos que me resistí a comprar. Otras veces se dibujaba en las bocas de otros, de otras, y yo tenía que evitar la tentación de lanzarme sobre ellos. 

Releo el capítulo 7 por vigésima vez. Ni siquiera son 300 palabras. Es un mundo, un pequeño microcosmos. Y cuando termino de leer, las mismas páginas me lanzan con fuerza a la realidad. Otra vez esta triste mentira pintada de capitalismo, drogas de diseño y pseudo-vidas.

Lo aprisionaría y le escribiría una lista de tareas con mis dedos sobre su espalda:
Que me cuente con su boca las mentiras que yo quiera creerme, que tengan sabor a besos, que me muerdan el labio insolentes, provocando, que no pidan perdón, y que me acaricien en busca de un gemido atrincherado en mi garganta. Que convierta un polvo en la primera explosión, un Big Bang sobre el colchón. Que me encuentre cuando me pierda mirando la luna, alistándome en el ejército de la hipocresía, oyendo sin escuchar o sentada sobre su cintura. Que se pasee por la habitación con la única compañía de una nube de volutas de polvo. Que se enamore de no enamorarse. Que escriba su propia lista con su aliento sobre mi oído, y la reescriba por mi cintura, por si la hago desaparecer de tanto recordarle. De tanto imaginarle. De tanto inventarle y destruirle con mis bostezos cada mañana.







jueves, 10 de mayo de 2012

Queridos tertulianos de la habitación vacía:
Hoy me he enfundado uno de esos vaqueros que parece que pierden centímetros con cada paso. Me he ganado unas cuantas miradas de reprobación de la señora del bus y, para felicitarme por hacer tan bien mi trabajo, he subido el volumen de la música. Sin abrir la boca, he mandado a la mierda al del traje de chaqueta de la primera fila y, con el pantalón bien aferrado a la cintura, me he vuelto a embarcar en esa neblina de 1984. Una fotografía sin rebelar de nuestro futuro. 

Era la reina de la linea 145. Pletórica como hacía siglos, presumiendo hasta del sudor que me perlaba la nuca. De repente, me he vuelto débil. Una alucinación ha cruzado el autobús y se ha sentado un par de filas por delante. Gafas de pasta, camisa abierta. Como decía, una locura, otra coincidencia que casi rompe mi fachada de femme fatale. Pero, aunque no eran tacones, he perforado el suelo con mis converses al pasearme por el monstruo amarillo, hasta abandonarlo con una sonrisa que ni yo misma sabía que guardaba. 

Y allí, mi siguiente archienemigo. Subo los escalones acuchillando al alquitrán, instinto puro. Casi me echo a correr en mitad del puente, cuando parece que va a romperse, pero aquello terminaría otra vez con la reina de los vaqueros. Me he perdido entre edificios de grisácea felicidad, hasta que, como siempre, he terminado por encontrarme en las primeras letras del abecedario. A la sombra de un enorme árbol que intentaba ligar conmigo lanzándome pequeñas semillas y con las piernas cruzadas, no podía ser de otra manera, he descubierto la mayor de las traiciones al pobre Winston mientras en mis oídos resonaba el No tingues por

Y luego el reloj ha retorcido sus minuteros hasta convertirlos en la única sonrisa que podría ganarme un día como hoy. Y claro que me ha ganado. A la mierda la actitud, la música para ahuyentar los pensamientos y las portadas que dan buena impresión. Me ha ganado como hace siempre. Hemos paseado por el campus más perfecto y gris, con una bomba atómica asesinando a 10 minutos y barricadas en pancartas. Como siempre, hemos convertido lo fácil en lo difícil, y lo difícil en un asalto a la carretera. 

Como cuando asaltamos tu habitación, con piratas incluidos, y me robas las cosquillas, la risa, y hasta el aliento. Y yo ya no puedo robarte ni la siesta. Y sé que si me callo, apretarás todavía más tu mano contra mi cintura, y entonces estaré perdida. Pienso hundirme en esta cama, y te llevaré conmigo a cualquier parte si te acercas un sólo centímetro más. Pero eso sería una locura, una de las de verdad. Así que firmemos una despedida. 
Fundirme en tus brazos con el tranvía a unos metros. 
Promesas en cintas de cassette. 
De esas que sólo entendemos tu y yo, de las que se firman sin palabras porque da miedo poner título. 


martes, 10 de abril de 2012

Estimades, estimats:

No conec el camí a l'infinit. Tampoc el busque. No busque res. Tale els arbres amb gavinets de fúria i contínue la ruta. La ruta a l'infinit. Infinita la teua cintura. 

M'he passat el matí buscant-te, a tu. A qualsevol, sense nom, sense un somriure afrodisíac, imagine fins i tot que sense ombra. I mai et trobe. T'amagues baix l'oblit, junt amb tots aquells papers que mai vam arreplegar, els contes que mai vam contar i les claus que mai vam trobar. Torne al play, la mateixa cançó, enverinada de records que dibuixe a un paper invisible. 

Records que invente. Ho invente tot. Invente camins i els borre amb un bufit. Invente mirades i me les trague amb llima. Tale més arbres. Més rutes. Més invents. Més records del futur amb plastidecor que vaig crear al pati de l'escola. 

Faig amics en les andanes subterrànies de un país que ja no és. Balle un vals amb els vagons i fotografie amb els dits els vidres a la nit. 

Més perduda que mai. Sóc essència pura. Massa amarga i massa veritable per al circ de titelles en que m'han condemnat a viure. Totes amb la careta pintada, la mirada petrificada, assentint a un enorme domador que es situa al centre de l'escenari. Els focus t'il·luminen, i et creixes. Hipocresia barata en caixetes de vint comprimits. 


martes, 3 de abril de 2012

Queridos tertulianos de la habitación vacía:
Lanza su corazón al vacío y, en el último momento, a apenas un instante de chocar contra el suelo, lo rescata. Ríe mientras sigue temblando, intentando recuperar el aliento y deseando estrellarse de una vez por todas contra un asfalto que parece sonreír a su estúpida forma de diversión. 

Juega con su particular yo-yo, se divierte y sufre con cada vaivén. Sigue inspeccionando con la mirada a todo aquel que le recrimina su actitud. "Estás loca" le repiten hasta quedar exhaustos, y ella sigue dando esa respuesta, esa que sólo reafirmaba su actitud. "¿Y?" seguido de una indudable carcajada.

Reía con ganas, como muchos dejaron de hacerlo. Reía por todos y por nadie, reía hasta llorar y lloraba hasta reír.

Defendía ante todo el uso de una tercera persona para definirse a si misma, y nadie la sacaría de allí. 

¿A ella o a mí?

miércoles, 29 de febrero de 2012

Queridos tertulianos de la habitación vacía:
Cuando levantaba la cabeza, las tristes mañanas de encierro en aquella cárcel de enseñanzas recortadas, y en la lejanía, perfumando el cielo con su belleza, veía aquellos ejércitos de pájaros cruzando las nubes, imaginaba sentir la libertad como ellos lo hacían. 

Más tarde, olvidé mirar al cielo por las mañanas, y dejé la libertad para cuando hubiese tiempo. No me dí cuenta, vuela, como su mayor referente, y pronto se trasladaría a un lugar donde no se mirase al suelo cada vez que algo salía mal. 

lunes, 20 de febrero de 2012

Queridos tertulianos de la habitación vacía:
Acabo de leer que amar es ser débil. Me pregunto que clase de gilipollas puede creer eso. En realidad, me pregunto mucho más que eso. Amar, poseer, tener, mío, mío, mío, no toques. A mí me parece que hablan de lo mismo. Querer siempre será mucho más, aunque la fuerza de la costumbre nos haga pensar que queremos a todo lo que se cruza en nuestro camino, menospreciando la profundidad de la palabra. Y no sólo la palabra. No hay nada que suene mejor que un te quiero susurrado, que un te quiero en un grito, entre risas, con la boca llena o con los ojos cerrados. 

Pero ante todo, no hay nada mejor que la sensación que te produce. No, no la sensación, las sensaciones. Puedo querer, de hecho quiero, quiero de muchas formas. Quiero a lo fácil que se hacen las lágrimas, a la sencillez de unos acordes, a la belleza de una melena, a la espontaneidad de unos ojos pintados, al roce del sol, a la suavidad de los abrazos, a calor de los besos, a el frío de la noche. No puedo querer igual a un instante diferente, pero eso no me quita el poder, la capacidad de decidir a lo que quiero. 

Decido. Y parece que la vida se plaga de decisiones, me pregunto si es un castigo divino, por comernos la manzana y salir del paraíso. Si fuese una de esas tiras de los periódicos, escritas por alguien que decidió vivir un sueño de tintas y pocos ceros en la nómina, me explotaría la cabeza. Pero como la realidad es mucho más aburrida, y sólo revientan células, supongo que mis neuronas están en pleno castillo de fuegos artificiales. Me parece gracioso, hasta que pienso que es mi cabeza, y luego me entran como cosquillas. Sigue siendo gracioso.

Al final decido no decidir. Y entro en un bucle de decisiones no decididas, ahora es todavía más gracioso. Decido decidir que no decidiré lo que he decidido hasta ahora. Y decidiendo, decidiendo... Ya paro, que me quedo sin neuronas. 

Y en la última viñeta aparece un cuerpecito del que sale humo dónde antes hubo una cabeza.

viernes, 10 de febrero de 2012

Queridos tertulianos de la habitación vacía:
Para mí no es más que un juego, pero no lo digo mucho en voz alta, porque suena todavía más terrible. Digamos que hablo de esa clase de intuición que nos hemos empeñado en llamar femenina. Esa clase de conocimiento que, por alguna razón estúpida, inútil, irracional, hemos decidido que sólo puede pertenecernos a nosotras, como permitiendo que a los demás les pertenezca el resto, un todo de lo poco que somos. Me refiero, sin duda, a ... bueno, ya sabéis, nunca sabemos a lo que nos referimos.

Tú mismo puedes darte cuenta, no apuesto, es inútil martirizarse conociendo el resultado. No juego para perder, juego para jugar. 
Sonen els amants de Estelles, sona Ovidi..."Ignorem moltes coses" I tant.

Pero jugar puede ser peligroso, aunque no seas fuego, aunque yo quiera arder.

Nos gusta jugar, no nos gusta que jueguen con nosotros.

viernes, 3 de febrero de 2012

Estimades, estimats:
Tímidament, comença la melodia. Últimament sempre parle de música.
Silenci! 
L'habitació es plena de notes, tanque els ulls. Que semble que no la escolte, per a que sone encara més sincera. Quasi sense voler, la veu trenca la complicitat, acabada d'inaugurar, dels compassos amb els apunts de la renaixença. Em perc en un Berlin gelat, de rellotges sense agulles y curanderes sense llicència. Sona un violí. Probem sort, i tornem a perdre. Les mans entrellaçades, inevitablement. Però fins i tot a Berlin les nits acaben. 

domingo, 29 de enero de 2012

Queridos tertulianos de la habitación vacía:
El viento de ahí fuera no me deja pensar, la noche oscurece el mundo y pequeñas lucecitas parpadeantes se adentran en la oscuridad para mostrar el camino a todos los que siguen en los mares de asfalto. Acompañada de un humeante té con sabor a infancia y unas cucharadas de azúcar moreno, me pierdo en abrazos de acordes electrónicos, sonrisas literarias y cubos de Rubik.

Háztelo.

lunes, 23 de enero de 2012


Queridos tertulianos de la habitación vacía:
Desde las tapas, convertidas en una especie piscina de agua clara, donde se veía crecer un árbol de la pantalla de un portátil, colocado frente a unos pies, como no, descalzos, hasta las últimas líneas en las que la autora confesaba como, año tras año, se deshacía de todo aquello que no necesitaba "el hombre es rico en proporción a la cantidad de cosas de las que puede prescindir". Allí conocí a Thoreau, entre festivaleros de U2 y recuerdos con olor a cosmética de lujo, pero también a Larry. 
Saboreo las palabras con las que empiezas a meterte en su mundo. Te atrapa.

Ponte los vaqueros Gap, la camiseta Nike, las Reebok (o quizá las Converse, si consideras que te dan un aire irónico y enrollado a lo Kurt Cobain). Toma tu mochila Adidas, ve al instituto montado en la Razor, bébete un Poland Spring, cómete una powerBar, escribe un trabajo en tu iMac, enfúndate el chaquetón Ralph Lauren. Cómprate el último CD de Tower, consulta el identificador de llamadas para ver quién telefonea, cómete unos Doritos, tómate una Coke. Mira la tele hasta quedar anestesiado.


Y ahora aparezco de nuevo atrapada, con los pies delcalzos por muchas riñas, constipados y calcetines grises de por vida que eso conlleve, pero esta vez por el grande, por Thoreau, quién inspiró a Larry en su aventura y me inspiró en tantísimas otras cosas. Desobediencia civil. No terminaría de contar lo identificada que me siento.


lunes, 9 de enero de 2012

Queridos tertulianos de la habitación vacía:
De nuevo suena Fito. Parecía que hacía años que no se colaba en mi habitación. Buen rollo. Estoy sentada encima de una torre de libros. Sí, una torre de libros. No, no tengo sillas. Las sillas son aburridas. A perder el miedo a quedar como un idiota, granuja, lo aprendiste todo de una bruja. 

Susurra al oído que es el mejor. No, no lo eres. Suena la melodía...Puedo escribir y no disimular.
Me impresionas, justo porque crees que no lo haces. No, sigues dormido, en tu sueño de canciones. Acércate, terminaremos esta historia borrachos de pastillas de freno. Como un beso en el portal. ¿Uno sólo? No me sirve. Llena esta habitación de un sabor infumable, el de tus besos. Vuélveme loca. ¿Cómo? Si, ya se que ya lo estoy. 

Más. Matemos el tiempo luchando por perdernos el uno al otro. Universos de coca-cola. Nademos en las cimas, escalemos el mar en calma. Eso es. Como un beso en el portal, serás iluso. Como un beso en cualquier lugar, a cualquier hora, de cualquier boca (perderse por los bares, dónde se bebe sin sed)




No sé restar tu mitad a mi corazón.